viernes, 18 de marzo de 2011

Defensa de los pueblos indígenas aislados de Sudamérica



Alvaro Díez Astete *

A mediados de enero de este año, se ha iniciado la campaña internacional por la defensa de los pueblos indígenas que viven en situación de aislamiento, en las selvas de la Amazonía sudamericana (y en el Gran Chaco). El comienzo de esta actividad de urgencia la marca la Carta Abierta dirigida a la comunidad de naciones latinoamericanas, por el antropólogo brasileño Sydney Possuelo, y que es secundada en su difusión y activismo por el Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y Desarrollo (FOBOMADE) y la Expedición Madidi.

Los planteamientos de la Carta Abierta[1] invocan por la solidaridad de personas e instituciones de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, para con los pueblos indígenas que se encuentran en situación de no contacto o aislamiento voluntario, o contacto inicial en esos países. El documento tiene la finalidad de interpelar a los gobiernos para que de una vez programen y ejecuten medidas de protección a la integridad biológica y a los derechos económicos, sociales y culturales de dichas poblaciones que se encuentran en extrema vulnerabilidad y riesgo de inminente extinción. Los fundamentos jurídico legales de esta movilización se encuentran asentados en el Convenio 169 de la OIT y en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (que en Bolivia ha sido convertida en Ley de la República 3760 en noviembre de 2007).

Según estamos viendo por la respuesta alcanzada en poco tiempo, la campaña tiene amplia resonancia en entidades dedicadas a los derechos humanos e indígenas y en instituciones académicas importantes de Latinoamérica y Europa.[2]

Se comprende como aislamiento voluntario el mantenimiento de las formas de existencia autopreservada de decenas de etnias, o segmentos de ellas, de la Amazonía continental, que han optado por no establecer contacto con la sociedad nacional de los países en que habitan, a causa de la persecución, etnocidio y genocidio de que fueron y son víctimas a lo largo de la historia, y que actualmente sufren por ese tipo de acciones que se reproducen con igual intensidad y nuevos mecanismos de avasallamiento, expoliación y devastación de sus recursos naturales ejercido por empresas petroleras y mineras, concesiones forestales y de otros recursos a gran escala, invasión de sus territorios por latifundios comerciales extensivos, la construcción de mega represas y carreteras con obras de infraestructura que los ignoran completamente, la desestructuración social y cultural de comunidades por “misiones religiosas” extranjeras y por la urbanización forzada en sus asentamientos tradicionales, la creciente inserción del narcotráfico en sus hábitats, o la absoluta indefensión inmunológica ante la transmisión de enfermedades para ellos mortales, que las gentes foráneas implantan en su medio ambiente.

Aquí será útil hacer conocer a la ciudadanía y autoridades locales y nacionales, aunque de modo sumario, cuáles son en cada país los pueblos indígenas que se encuentran en varias de estas situaciones, o en algunos casos en todas ellas.[3]

Brasil. Se tiene como probable la existencia de unos 60 pueblos sin contacto, de los cuales 17 están en inminente peligro de extinción por prácticas genocidas que se reproducen en la actualidad. Las etnias y regiones que destacan las instituciones brasileñas acreditadas son: pueblos Jururei y Yvyraparaquara, y dos más sin denominación, en Territorio Uru-eu-wau-wau y Muqui Reserva Biológica de Jarú, un pueblo; Región de Corumbiara, una persona: (“indígena que se oculta en un hueco”); Tierra Indígena Massaco, un pueblo; pueblos Kanoé y Akun’su, de contacto reciente, en Rondonia; Región del Acre, cuatro pueblos sin denominación; Amazonas, once pueblos; Mato Grosso, once pueblos, incluyendo a Pirip’kura y Tupí Kawahiva; pueblo Zóé, en Cuminapanema; pueblo Waiampi, y referencia de otros en Amapá; en Roraima dos pueblos, sin confirmación; pueblo Awá-Guaja, de contacto reciente (Marañón).

Colombia. Se reporta un solo pueblo, los Nukak Makú, asentados con sus comunidades entre los departamentos de Guaviare y Baupés al sur del país. Su contacto visual fue en 1963, pero a partir de la década de los 80 comenzó su aculturación desestructurándolos gravemente hasta hoy, en que aún se defienden con periódicas huidas a la selva.

Ecuador. Del pueblo mayor Huaorani se han desprendido tres pueblos en aislamiento, que progresivamente han sido recontactados con la invasión a sus territorios: en la Región amazónica petrolera, en la zona del Yasuni, los Tageri, ahora casi exterminados; en las cuencas entre los ríos Tiputini-Nashiño-Cononaco, los Taromenani y Tihuino Cononaco; también en estos ríos, el pueblo Huarani, cerca al Perú.

Paraguay. Se refieren tres clases de grupos indígenas aislados o en contacto inicial: Departamento de Boquerón, norte del Chaco Central y sur del Parque Defensores del Chaco, los Amotocodie y Chunguperedate, de matriz Ayoreo; Departamento de Alto Paraguay, un grupo del pueblo Totobioegosode, Ayoreo; Parque Médanos, un grupo sin filiación; importante conjunto de grupos aislados Ayoreode en la zona transfronteriza al suroeste y oeste de Palmar de las Islas (Paraguay), y al sur, oeste y posiblemente noroeste del cerro San Miguel (Bolivia), incluyendo las salinas, dentro del Parque Nacional Kaa Iya; otro posible grupo Ayoreode en la zona al norte de Choroveca y de los Parques Nacionales Cerro Choroveca (Paraguay) y Otuquis (Bolivia).

Perú. Los pueblos en aislamiento y en contacto inicial pertenecen a las macro familias lingüísticas Arawak y Pano: Departamento Madre de Dios, en la Reserva del Estado Kugapakori-Nahua, de la familia lingüística Pano, los Yora y Chitonahua, y de la familia lingüística Arawak los pueblos Matsiguenka, Nanti, Asháninka-Caquinte; Reserva Territorial Madre de Dios, en las cuencas de los ríos Ucayali, Madre de Dios y Acre, los pueblos Yavarí, Cacataibos, Amahuaca, y Yaminahuas; en el Parque Nacional Manu, zona fronteriza entre Perú y Brasil, hay grupos Matsiguenka, Nurunahua,Nahua, Isconahua, Remos, Tagaeri y Taromenane, Pananjujuri, Aushiris, Abijiras; en la Selva norte, pueblos de las lenguas Huaorani y Záparo.

Venezuela. En este país se sostiene que no existen pueblos indígenas aislados, pero de los 40 pueblos étnicos que se expanden entre la Amazonía venezolana y otras regiones, la mayoría de ellos se encuentran en un denominado “contacto tardío”, desarrollando mecanismos de resistencia y lucha por consolidar sus derechos a la tierra reconocidos por el estado. Entre estos sobresalen los pueblos Yanomami, Hoti, Sape, Yekuana, Pemón, Sanemá y Yupka.

Bolivia. De los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, los Toromonas es el único que se encuentra en aislamiento de no contacto total (Parque Nacional Madidi, en el norte amazónico del departamento de La Paz), bajo una declaratoria de Zona de Reserva Absoluta del año 2006.

Por otra parte hasta hace poco se pensaba que un grupo de familias de la etnia Pacahuara se encontraba aislada en el municipio Nuevo Manoa del departamento de Pando (provincia Federico Román, entre los ríos Negro y Cuyuvin), pero en últimos estudios de campo hechos por nosotros (2009) no se ha podido verificar ese extremo, surgiendo más bien serias dudas sobre su existencia actual en dicha región, pudiendo haber migrado este grupo al Brasil, cruzando el Río Abuná: esto no implica que se descarte del todo la necesidad de realizar otra misión exploratoria al respecto.

Los otros pueblos aislados son segmentos separados de sus etnias matrices en diferentes momentos y circunstancias del pasado, sobre cuya situación vital se hace imperativo realizar verificaciones técnicas de campo (observando rigurosamente el principio de no contacto, pero estableciendo parámetros objetivos para su demarcación territorial y la protección que les debe el Estado). De ellos se tiene la siguiente relación:

Departamento de La Paz: parcialidad Araona, posiblemente en el Río Manurimi, cerca de Puesto Araona del Alto Manupare; pueblo Ese Ejja, zona de frontera binacional Bolivia-Perú, a ambos lados territoriales del río Heath; pueblos Mosetenes y Tsimanes, dentro de la Tierra Comunitaria de Origen y Reserva de la Biósfera Pilón Lajas, en los ríos Pariquia y San Luis, afluente del Quiquibey; departamento de Santa Cruz: comunidades Ayoreode en el Parque Nacional Kaa Iya del Chaco; comunidad Yuqui, entre los ríos Choré y Víbora, municipio de Yapacaní; comunidad Guarasug’we, en la TCO chiquitana Bajo Paraguá, semi asimilados a los Chiquitano; departamento de Cochabamba: comunidad Yuracaré, en el Parque Nacional Carrasco, río Chapare, municipio de Chimoré; departamento del Beni: comunidad Tsimane en el río Pachena, entre los ríos Cosincho y Chimanes, municipio de San Borja; comunidad Chácobo dentro de la TCO Chácobo-Pacahuara sureste, río Yata, municipio de Riberalta.

En Bolivia, la situación de los pueblos indígenas aislados, no es diferente respecto de la de los otros países, al menos en lo que se refiere al carácter intrínseco de sus condiciones de alto riesgo y vulnerabilidad. Pero sí podría serlo en cuanto a que en el nuestro se ha instaurado un Estado Plurinacional, desechando el estado republicano y neoliberal y que, al menos en la letra de la nueva Constitución Política del Estado se declara: “Las naciones y pueblos indígena originarios en peligro de extinción, en situación de aislamiento voluntario y no contactados, serán protegidos y respetados en su forma de vida individual y colectiva” y que estas naciones y pueblos “gozan del derecho a mantenerse en esa condición, a la delimitación y consolidación legal del territorio que ocupan y habitan.” (Art.31).

Esa disposición como instituto constitucional es pionera en el mundo, porque abre una brecha histórica descolonizadora respecto de la percepción y el tratamiento racista que hasta hoy se ha dado a los pueblos indígenas en general y a los aislados en particular. Sin embargo, también hay que decirlo claramente, aún estamos lejos de lograr procesos reales de protección y respeto pleno a las minorías indígenas centenariamente oprimidas en nuestro país.

A partir de la sucinta información que se ha querido compartir en este artículo, acerca de cuáles son los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y dónde se encuentran en los países amazónicos y chaqueños, reafirmamos que la Carta Abierta que habla por ellos -ya suscrita hasta hoy por cerca del millar de personas- tiene tal valor moral y humanista que los gobiernos quedan compelidos a demostrar, con hechos decisivos y prontos, la responsabilidad política e histórica que les asignan los principios democráticos que dicen profesar, en tanto son responsables por la seguridad ciudadana de sus pueblos.

Notas:

[1] Hasta el presente han adherido a ella con su firma más de 900 personas, entre las cuales están desde un comienzo las de Eduardo Galeano, Adolfo Pérez Esquivel, Bartomeu Meliá, Aníbal Quijano, Waldo Albarracín, Tristan Platt, Xavier Albó, entre muchas otras personalidades.

[2] Las adhesiones son enviadas a la dirección electrónica endefensadelospueblosaislados@yahoo.com.ar

[3] Las fuentes son científicamente válidas y responden a documentación especializada de entidades y organizaciones indígenas en cada país: Brasil (COIAB, CIMI, COICA, FUNAI, Instituto Brasileiro Indigenista); Colombia (ONIC, UNIGUME); Ecuador (CONAIE, CICAME); Paraguay (UNAP, CAPI, Iniciativa Amocotodie); Perú (AIDESEP, FENAMAD, INDEPA); Venezuela (“Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas”); Bolivia (CIDOB, Defensor del Pueblo, FOBOMADE, Expedición Madidi).

* FOBOMADE – Expedición Madidi.

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(*) Publicado en el diario Bolpress del 09 de marzo de 2011

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011030901

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